"Between joke and joke... the truth is shown"

psychoanalysis, culture, art and technology

Monday, November 27, 2006



Las verdades cifradas: las formaciones del Inconsciente*

Camilo Ernesto Ramírez Garza


Antes de la creación del psicoanálisis por Sigmund Freud los síntomas histéricos, los sueños, lapsus, olvidos, actos “impulsivos”… y demás fenómenos humanos eran considerados simples singularidades sin sentido; chiflazones; simulaciones, cosas sin importancia. La grandeza de tal descubrimiento consistió en reconocer en ellos su carácter de Saber- cifrado; Que poseen pleno sentido (significado) para quien los padece y la creación de vías para su desciframiento. El soñante –dirá Freud- es como si soñara en otra lengua. Percibe imágenes variadas, intercaladas sin mucho sentido. Las explica ora por un referente da una película de la víspera; ora por un problema, un dicho que le ocupó el pensamiento despierto, etc. No considerando a sus sueños más allá de tales sentidos, éstos se van olvidando.

Si consideramos los inicios de la obra freudiana nos encontramos con una línea que va de los síntomas histéricos (“Estudios sobre la histeria”, 1895) a los sueños (“La interpretación de los Sueños”, 1900) a los olvidos, cambios y deslices al hablar o escribir (“Psicopatología de la vida cotidiana”, 1901) a la sexualidad y los chistes (Caso “Dora”; “Tres ensayos de teoría sexual” y “El chiste y su relación con el Inconsciente” , 1905) mostrando una y otra vez el carácter de símbolo de tales producciones, formaciones del Inconsciente –les llamará después Jacques Lacan. Que manifiestan un Saber, que quién los experimenta no sabe que sabe, pues portan verdades cifradas para su entendimiento y voluntad, para su Yo. Lo cual devela una de las características humanas fundamentales: la existencia y efectividad de estar constituidos por el Inconsciente: como ese saber que cifra, que disfraza las verdades articulándose como un lenguaje. A partir del cual no se sabe nada, sino solamente se sufren sus efectos, como puede ser la sorpresa y el sufrimiento.

La actualidad, gustosa de explicaciones genéticas y neurofisiológicas, así como de soluciones (tratamientos) quirúrgicos y farmacológicos, igual para embellecerse que para problemas subjetivos, sociales –y eso es el colmo- y hasta políticos (Desde hace algunos años diversos senadores y diputados han propuesto el someter a los candidatos a la presidencia a evaluaciones de psicodiagnóstico; al “detector de mentiras”, lo mismo que a secretarios de estado y jueces) también para explicar la violencia social, familiar, la depresión, la anorexia y bulimia, el narcotráfico, etc. se olvida o se “hace de la vista gorda” de lo que muestran, lo que cifran esos síntomas: ¿Cuáles son las verdades que nos arrojan a la cara y de las cuales no contamos con referentes que nos hagan entender el significado, su razón de ser, su sentido?

Mientras que tales realidades sean remitidas al solo funcionamiento del cuerpo, como si éste no estuviera constituido por el lenguaje, la vida familiar, social, económica y política de nuestro país y del mundo; de sus contextos históricos, estaremos alejándonos de las verdades singulares que portan y que el Inconsciente nos muestra. En cambio estaremos perdiéndonos en estadísticas: números que desvinculan las condiciones más particulares de la vida humana (que la cosifican) y sus sufrimientos, de persona por persona, caso por caso. Quedaremos anonadados por los índices delictivos, de suicidios, muertes trágicas, asesinatos, corrupción, así como por las partidas presupuestales destinadas por los gobiernos para la “investigación”, “prevención” para erradicar tales “males”. O remitiéndolas al mal general del mundo; al pecado, etc. A la necesaria educación de raíz para prevenir tales problemáticas, sin saber como.

En cambio, considerar los síntomas como verdades cifradas redimensiona la vida personal y social. Abre perspectivas reales de investigación y solución. Dejando de lado las formulas desgastadas y sin sentido de las estadísticas que poco aportan, y solo angustian. Así como el analizante a través de su palabra asocia libremente, y va encontrando los sentidos cifrados de sus sufrimientos, de su padecer, posibilitándole advertir su sentido, así como el funcionamiento de su propio Inconsciente, la sociedad y sus problemáticas pueden encontrar en el psicoanálisis vías para el entendimiento y solución de sus conflictos, a partir del (re)conocimiento de las características del sujeto que forma la comunidad humana, interactuando en lo político, en lo económico, lo cultural, educacional y judicial.
*Articulo publicado en el periódico El Porvenir/Cultural p. 3 20 septiembre 2006

Friday, November 24, 2006











SUICIDIO EN ADOLESCENTES

Camilo Ernesto Ramírez Garza

Según cifras de la Secretaría de Salud del estado de Nuevo León, 25 son los casos de suicidios –reportados- de adolescentes en lo que va del año 2006. A partir de tal realidad se desarrollarán programas y campañas en planteles educativos donde se dará información sobre depresión, trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) etc.

Adolescente proviene del latín adolescens, adolecere, crecer, desarrollarse, ser criado, alimentado. Usualmente se le considera “al que padece” o “carece” haciéndolo derivar de adolecer. Sin embargo la etimología precisa muestra que adolescente es quien está en desarrollo, por lo tanto en crecimiento. Suceso si bien delimitado durante las primeras décadas, el estado de inmadurez del ser humano –al ser constituyente y constitutivo de la cultura- se extiende durante toda la vida, lidiando con la imperfección, con el cambio; características inherentes a todos (niño, adulto, anciano) y no solo de aquellos llamados adolescentes.

Por otro lado recientemente se han suscitado atentados contra estudiantes en escuelas de E.U.A, (Pennsylvania, 2006;Wisconsin, 2006; Arizona, 2006; Colorado, 2006; Columbine, 1999; Michigan, 1927) Rusia (Beslán, 2004) Canadá. (Montreal, 2006) por mencionar algunos en una larga cadena de asesinatos en planteles estudiantiles; ejecutados por alumnos o por personas o grupos externos a los planteles.

El elemento común de ambas realidades: atentados y programas preventivos de suicidios, es la escuela. Lugar identificado socialmente para la educación formal; ostenta objetivos fundamentales desde la educación más elemental del kindergarten (jardín de niños) pasando por la primaria secundaria, preparatoria y universidad (con sus respectivas variantes de acuerdo al país) preparar a las personas para la vida publica y económicamente activa. La explicación de las causas también es común: predomina una definición neurofisiológica de la depresión juvenil convertida en manía; la violencia; la impulsividad, la desintegración familiar, etc. olvidando el principio fundamental del desarrollo: nuestro cuerpo se moldea por la interacción con los contextos sociales, educativos, culturales, económicos y políticos. Adscribiendo las causas al cuerpo se descontextualiza y deshumaniza el hecho, por lo tanto el acto (cuándo, cómo, y ante quiénes sucedió) impidiendo su entendimiento; al mismo tiempo que potenciando la industria farmacológica que –casualmente- dispone de psicofármacos para “controlar” o “curar” tales conflictos. Quedando expuesta la incapacidad por entenderlos. Otro elemento común a tales contextos es el manejo de las cifras, de los números. Las implicaciones psicológicas plasmadas en la vida cotidiana de la cuantificación de la realidad no tienen límites: estadísticas, calificaciones, economía, ciencia. Al igual que un efecto deshumanizante que dificulta la comunicación, el diálogo y por lo tanto reduce las capacidades de análisis y solución. Generando sujetos menos pensante. Mientras que desde hace algunos años las Universidades han disminuido las asignaturas de humanidades por considerarlas obsoletas y contrarias al desarrollo tecnológico y económico, buscan una educación de calidad certificada por instituciones internacionales; desarrollo sustentable; afinando sus evaluaciones; los alumnos en sus aulas pierden el sentido del análisis y del debate; fijando sus intereses en los porcentajes de la acreditación de la materia; sumando, restando, promediando. Para después como egresados desencantarse por lo alejado de la realidad que estaban los contenidos de las materias. Explicarlo por el desinterés o flojera juvenil es un acto deshonesto y simplista de los adultos. Pues la educación es lo que es, gracias a todos los que participamos de ella: legisladores, directivos, maestros y alumnos. Si los alumnos están más al pendiente del examen que por pensar es justamente por el tipo de evaluaciones que están predominando: cuantitativas. Y es justamente en tales contextos donde se presenta la intempestiva muerte con su faceta de suicidio o asesinato en la escuela, como experiencia humana que debiera redimensionarnos la vida, cuestionarnos la educación, ¡Calarnos hondo!; que aunque cifrada en un programa estadístico es cualitativamente distinta a cada persona, a cada familia; la forma en la que los atraviesa y hace padecer la muerte de un ser querido. El otro peligro es considerar tales sucesos ajenos a nuestras “realidades” por suscitarse a miles de kilómetros de distancia.

camilormz@gmail.com

Thursday, November 16, 2006

LA MEMORIA HUMANA

Camilo Ernesto Ramírez Garza

Hablar de memoria es hablar de recuerdos, así como de los procesos implicados en su registro, almacenamiento y evocación. Aristóteles decía que era “hacer aparecer los objetos cuando estos no están”, haciendo referencia a una imagen –diferente a la sensación, pero que surgiría como una extensión de esta. El plano de la representación del mundo diverso al del mundo tangible; de las cosas y las ideas –palabras. Siglos después se realizan los primeros estudios sobre el funcionamiento de la memoria (Herman Ebbinghaus, 1885) su capacidad; duración, etc. hasta nuestros días en los que se considera a la memoria un proceso activo –y no solamente como un “archivo” o “un cajón” de almacenamiento- de reedición de nuestros recuerdos. Se sabe que hay memorias declarativas organizadas lingüísticamente que podemos narrar, como la memoria autobiográfica; implícitas, de procedimientos, en los que la medición del lenguaje está ausente, como en la imitación o en actividades automatizadas, como la forma de caminar, gestos, etc.

Nuestra formación académica va ha predominar la información declarativa, aquella que se adquiere formalmente por el aprendizaje –igualmente declarativo- de significados, categorías y relaciones lógicas entre los elementos; donde la racionalidad es el centro organizador. Los elementos ilógicos e irracionales tenderán a dejarse de lado para “controlarlos” o simplemente ignorarlos. En un momento dado se consideraba a la memoria como un proceso pasivo en donde una impresión sensorial se adquiría, generando una representación guardada en la memoria a la manera de un archivo que solo hay que abrir; es la tesis de la memoria como un registro “tal cual” fidedigno. Hecho que va a ser cuestionado por la lingüística, las ciencias cognitivas y principalmente psicoanálisis. ¿Cómo es eso? La lingüística aporta el hecho de que el lenguaje no es una unidad, sino un conjunto de elementos: sonidos, signos, sintaxis, pragmática; que producen el lenguaje; lo cual plantea el interrogante de si la memoria no tendrá igualmente diversos componentes. Por su parte las ciencias cognitivas –opuestas a la localización de la memoria en un lugar determinado- postulan que la memoria es un proceso de interacción entre redes semánticas, en donde los diversos elementos que forman una representación (significado, sonidos, imágenes, olores, contexto, etc.) son almacenados en diversos lugares; que al suscitarse el recuerdo confluirían formando la representación. Proceso determinado por la atención, percepción y las valencias emocionales; constantemente recibimos información de la cual no somos concientes, pero que igualmente se registra implícitamente sin la mediación del lenguaje; los eventos afectivamente más intensos tenderían a perdurar más. Ello guarda cierta relación con descubrimientos y aportes del psicoanálisis referente al funcionamiento del Inconsciente, así como a su método de la Asociación Libre. Las memorias que forman parte de las representaciones (visuales, aditivas, táctiles, olfativas, gustativas) se agruparían bajo dos lógicas: una Conciente lógica, podríamos decir declarativa; y un Inconsciente, advertida por sus efectos: sueños, síntomas, lápsus, chistes; funcionando con figurabilidad y ciframiento (condensación y desplazamiento) a la manera de jeroglíficos egipcios. La Represión (Verdrängung: desalojo y suplantación) es el mecanismo mediante el cual el aparato psíquico se defiende –sin advertirlo- de aquellas representaciones inaceptables y dolorosas, vergonzosas, etc. produciéndose un ciframiento –por la censura- dislocando el sentido de eso que la conciencia considera ajeno, no propio: un sueño, un dicho, algo que se hace o sufre sin que el Yo (conciencia) sepa el por qué de ello. El método de la Asociación Libre, que consiste en que la persona diga al psicoanalista todo lo que se le ocurra, sin oponer discriminación alguna, sea por lógica o que no considere pertinente, o por vergüenza, etc. Libera su discurso, siguiendo las asociaciones producidas por diversos criterios (sonidos, recuerdos, imágenes, semejanzas, diferencias, etc.) transitando-narrando por toda la red -simbólica afectiva- es como se advertiría el sentido y significado; así como “las fuerzas” que dificultan el des-ciframiento de ese síntoma, eso que se sufre, padece, sueña, hace, dice… “sin querer queriendo”

camilormz@gmail.com